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Arquitectos: Bachillerato Rural Digital No.186, Comunal Taller de Arquitectura; Bachillerato Rural Digital No.186, Comunal Taller de Arquitectura
- Área: 1530 m²
- Año: 2018
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Fotografías:Onnis Luque
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Proveedores: Novaceramic
El proyecto “Escuela Rural Productiva” surge de forma autogestiva y autónoma por parte de los alumnos del Bachillerato Rural Digital No. 186, quienes motivados por los talleres de capacitación técnica con bambú impartidos por Comunal en el año 2015 y la carencia de aulas en su comunidad, decidieron diseñar y autoconstruir su propio espacio educativo.
Los talleres de Diseño Participativo iniciaron en el año 2016, siendo un total de cinco espacios de diálogo e intercambio de saberes a través de los cuales los alumnos de Tepetzintan expresaron, empleando maquetas y esquemas, las aspiraciones, necesidades y expectativas que tenían en torno a su escuela. Fue durante dichos talleres que los jóvenes desarrollaron el concepto de “Escuela Rural Productiva”, el cual, además de proponer espacios educativos apropiados para la región y el empleo materiales locales, replantea la forma de aprender y enseñar, partiendo del contexto cultural, social, ambiental y económico del lugar.
El programa arquitectónico surge de la necesidad que plantearon los alumnos de aprender oficios que les permitieran detonar cadenas productivas locales, rescatar la sabiduría ancestral de su comunidad, evitar la migración y la ruptura del tejido familiar. Es a partir de dicho diagnóstico que los jóvenes propusieron tres aulas, un huerto de hortaliza, un huerto medicinal para la recuperación de herbolaria y medicina tradicional, siembra de milpa, cocina-laboratorio para la producción de ungüentos, cremas y jarabes, así como un taller práctico en donde pudieran seguir aprendiendo acerca del bambú y otros materiales locales para la construcción y elaboración de estructuras y mobiliario.
En el año 2017 el proyecto fue presentado por los alumnos y Comunal: Taller de Arquitectura a los padres de familia, quienes durante asamblea votaron y respaldaron el proyecto para su construcción. A partir de ese momento se conformó el comité comunitario para darle seguimiento al proyecto e inició la gestión social para la aportación de los padres de familia: bambú, piedra, acarreos, mano de obra local y faenas. Por su parte, la asamblea general de la comunidad donó el terreno para la construcción del espacio educativo, logrando consolidar el proyecto para su materialización.
La construcción inició en julio de 2017 con el corte de 500 varas de bambú donadas por los padres de familia, proceso durante el cual los alumnos del bachillerato realizaron talleres prácticos con el objetivo de capacitar a las nuevas generaciones y, de esta manera, pudieran aprender la técnica y seguirla transmitiendo. Tanto la excavación como la extracción de la piedra se dividió entre las familias de los jóvenes para que, a través de la ayuda mutua y la colectividad, el proyecto pudiera ser viable.
Además de las aportaciones comunitarias, el proyecto ha contado con la colaboración y aportación de empresas privadas como Novaceramic, Rotoplas y Ecolam, apoyo internacional del Fondo Canadá para Iniciativas Locales (FCIL) y fondos obtenidos a partir de campañas realizadas por Comunal.
Desde la perspectiva educativa, el proyecto hace frente a las políticas públicas que tienden a homogeneizar la educación a lo largo del país -replicando tanto espacios arquitectónicos como programas curriculares-, proponiendo partir del contexto particular de cada comunidad para generar un espacio educativo apropiado a las necesidades de aprendizaje de los jóvenes, evitando la expulsión de los mismos hacia los centros urbanos más cercanos o fuera del país.
Actualmente, la comunidad estudiantil de Tepetzintan ha logrado concluir la primera etapa del proyecto (1 aula + servicios) y se encuentra en proceso constructivo la segunda etapa (1 aula + cocina-laboratorio), la cual se calcula terminar en enero de 2019. Este primer paso ha sido resultado del esfuerzo colectivo que han lidereado los jóvenes en la comunidad, el comité de construcción y el maestro Pablo López, quienes tienen como meta demostrar que, a través de la ayuda mutua y el trabajo colectivo, se pueden lograr grandes metas para el desarrollo autónomo y comunitario de los pueblos indígenas.